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Asesoría fiscal internacional: qué hacer si facturas en varios países

Cada vez más autónomos y empresas trabajan con clientes de diferentes partes del mundo. Internet ha hecho posible que un profesional en España pueda tener clientes en Alemania, Estados Unidos o Latinoamérica con la misma facilidad con la que atiende a alguien de su propia ciudad. Sin embargo, esa apertura de fronteras trae consigo una gran duda: ¿qué ocurre con los impuestos cuando facturo en varios países? La respuesta no es sencilla porque depende de factores como el lugar donde resides, el país del cliente, los convenios de doble imposición o el tipo de servicio que ofreces.

Cómo funciona la fiscalidad cuando se factura en el extranjero

Lo primero que hay que entender es que la fiscalidad internacional se basa en el principio de residencia fiscal. Esto significa que una persona o empresa debe tributar principalmente en el país en el que reside. Si vives en España y trabajas como autónomo, debes declarar todos tus ingresos en Hacienda, incluso los que provienen del extranjero. A estos ingresos se les aplica el IRPF en el caso de autónomos y el Impuesto de Sociedades en el caso de empresas. Sin embargo, el hecho de que declares en tu país de residencia no significa que el otro país no tenga derecho a gravar esos ingresos. Por eso existen los convenios de doble imposición entre estados, que son acuerdos internacionales diseñados para evitar que una misma renta pague impuestos dos veces. España tiene firmados convenios con la mayoría de países, lo que permite acreditar que ya has tributado en tu país de residencia y deducir lo pagado en el extranjero.

En la práctica, la gestión puede ser más compleja. Cuando facturas a clientes dentro de la Unión Europea, la normativa del IVA es muy concreta y cambia dependiendo de si el cliente es un particular o una empresa. Si el cliente es una empresa registrada con NIF intracomunitario, la factura puede emitirse sin IVA aplicando la inversión del sujeto pasivo, pero debes declarar esa operación en el modelo 349. Si el cliente es un particular de la UE, en muchos casos debes aplicar el IVA del país del consumidor, lo que obliga a registrarse en el sistema OSS (One Stop Shop) para centralizar la gestión del IVA europeo.

La situación cambia todavía más cuando facturas a países fuera de la Unión Europea. En este caso, los servicios suelen estar exentos de IVA en España, pero pueden estar sujetos a retención en el país de destino. Esto significa que el cliente puede pagarte menos de lo facturado porque la ley de su país le obliga a retener un porcentaje. Luego, dependiendo del convenio de doble imposición, podrás deducir esa cantidad en tu declaración en España.

La importancia de una asesoría fiscal internacional

Con todos estos matices, resulta evidente que gestionar la fiscalidad internacional no es algo sencillo. Los errores son frecuentes y pueden salir caros. Algunos autónomos creen que basta con emitir una factura y declararla en su país, sin tener en cuenta que existen obligaciones en el país del cliente. Otros aplican mal el IVA, lo que puede generar sanciones o ajustes posteriores. Por eso, una asesoría fiscal internacional se convierte en un aliado imprescindible para quienes trabajan con varios países.

Una asesoría de este tipo no solo se encarga de presentar tus impuestos en España, sino que también analiza cómo afectan las normas fiscales de cada país con el que trabajas. De esta manera, te asesora sobre si necesitas registrarte en el sistema OSS para facturar en Europa, cómo aplicar correctamente el IVA en cada operación, qué documentación debes guardar para justificar las facturas internacionales y cómo evitar pagar impuestos dos veces. Además, una asesoría internacional suele estar al tanto de cambios legislativos frecuentes que afectan al comercio exterior. En un contexto globalizado, las leyes cambian constantemente para adaptarse a la economía digital y a los nuevos modelos de negocio. Estar al día de estas novedades es casi imposible para un autónomo o una pyme, pero una asesoría especializada puede anticiparse y aplicar las medidas necesarias a tiempo.

Otro aspecto importante es la planificación fiscal. Una asesoría internacional puede ayudarte a diseñar la mejor estrategia para reducir la carga tributaria de manera legal. Por ejemplo, puede recomendarte cómo estructurar tus contratos con clientes extranjeros, qué país es más favorable para determinadas operaciones o si conviene crear una filial en otro territorio. Estas decisiones no deben tomarse a la ligera porque tienen consecuencias directas en tu negocio y en tus impuestos.

Qué hacer si trabajas con clientes de varios países

Si eres autónomo o empresario y facturas en diferentes países, lo primero es tener claro dónde resides fiscalmente, ya que ese será el país donde debas declarar todos tus ingresos. A partir de ahí, lo recomendable es analizar caso por caso. Si trabajas con clientes de la Unión Europea, asegúrate de comprobar si son particulares o empresas y revisa si debes aplicar el sistema OSS para el IVA. Guarda siempre el NIF intracomunitario de tus clientes y declara correctamente en el modelo 349 cuando corresponda.

Si facturas fuera de la UE, pregunta a tus clientes si en su país existe obligación de retención y solicita los certificados necesarios para poder deducir ese importe en tu declaración en España. Además, revisa si existe convenio de doble imposición entre España y ese país para evitar pagar dos veces por los mismos ingresos.

En todos los casos, es recomendable conservar la documentación de manera ordenada: facturas, justificantes de pagos, comprobantes de IVA y certificados de retención. Esta información será esencial en caso de inspección y permitirá acreditar ante Hacienda que las operaciones se han hecho de forma correcta.

Lo más importante es no improvisar. La fiscalidad internacional es compleja y cada operación puede tener consecuencias distintas según el país. Por eso, antes de emitir facturas al extranjero, conviene consultar con un asesor especializado que te indique exactamente qué hacer en cada caso. Puede que en algunos clientes no tengas que aplicar retenciones ni IVA, pero en otros sí, y equivocarse puede suponer sanciones o la pérdida de deducciones importantes.

Facturar en varios países es una gran oportunidad para crecer y abrir nuevas puertas de negocio, pero también supone un desafío en materia fiscal. Las reglas cambian dependiendo de si el cliente está en la Unión Europea o fuera de ella, de si es una empresa o un particular y de los convenios de doble imposición entre estados. Pretender gestionar todo esto sin ayuda puede convertirse en un problema, porque un simple error en la aplicación del IVA o en la declaración de ingresos puede acarrear sanciones o pagos duplicados.

La mejor estrategia es contar con una asesoría fiscal internacional que te guíe en cada paso. Estos profesionales no solo te ayudan a cumplir con tus obligaciones en España, sino que también analizan cómo interactúan las leyes de otros países en tu negocio. Gracias a su experiencia, podrás aplicar correctamente el IVA, deducir impuestos pagados en el extranjero y diseñar una estrategia fiscal que te permita crecer sin sobresaltos.