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Fiscalidad para nómadas digitales

Cada vez son más las personas que deciden llevar una vida sin ubicación fija, combinando viajes con su actividad profesional. A estos trabajadores se les conoce como nómadas digitales, y aunque disfrutan de libertad geográfica, también se enfrentan al reto de entender y cumplir correctamente con sus obligaciones fiscales.

La fiscalidad de los nómadas digitales puede ser compleja, ya que depende de varios factores: residencia fiscal, país de origen, país desde el que trabajan y tipo de ingresos.

Qué es un nómada digital y por qué su fiscalidad es diferente

Un nómada digital es una persona que trabaja de manera remota gracias a internet, lo que le permite vivir o desplazarse por diferentes países sin estar atado a una oficina física. Puede ser un empleado con contrato, un autónomo o un emprendedor digital que gestiona su propio negocio online.

La principal diferencia con otros trabajadores es que los nómadas digitales no permanecen mucho tiempo en un solo país, lo que genera dudas sobre dónde deben pagar impuestos. Cada Estado tiene sus propias normas fiscales y criterios para determinar si una persona debe tributar como residente o no residente.

Por tanto, la fiscalidad de un nómada digital depende de:

  • El país donde se considera residente fiscal.
  • El país desde el que trabaja.
  • La naturaleza de sus ingresos: por cuenta ajena o por cuenta propia.
  • Los convenios de doble imposición existentes entre los países implicados.

El reto consiste en evitar pagar impuestos dos veces por los mismos ingresos o, por el contrario, no pagar en ningún país, lo que puede generar sanciones.

Dónde debe tributar un nómada digital: la residencia fiscal

El primer paso para entender la fiscalidad de los nómadas digitales es determinar su residencia fiscal, ya que es el elemento que define dónde se deben pagar los impuestos sobre la renta.

En el caso de España, una persona se considera residente fiscal si cumple cualquiera de las siguientes condiciones:

  1. Permanece más de 183 días al año en territorio español.
  2. Tiene en España el núcleo principal o la base de sus actividades o intereses económicos.
  3. Su cónyuge e hijos menores residen habitualmente en España.

Si se cumple alguna de estas condiciones, el nómada digital será residente fiscal español y deberá tributar en España por su renta mundial, es decir, por todos los ingresos obtenidos, sin importar el país de origen.

Por el contrario, si no cumple ninguno de estos criterios, se considerará no residente fiscal y solo pagará impuestos en España por los ingresos generados dentro del país.

Este criterio es similar al que aplican la mayoría de los países, aunque algunos establecen matices. Por eso, antes de establecer una base temporal o prolongada en otro país, conviene informarse sobre la legislación local.

Muchos nómadas digitales intentan mantenerse en movimiento para evitar ser considerados residentes fiscales en ningún país, pero esta estrategia no siempre es efectiva. La mayoría de los Estados exigen justificar la residencia fiscal en otro lugar, y no hacerlo puede acarrear multas o retenciones adicionales.

El visado de nómada digital y sus ventajas fiscales

Desde 2023, España cuenta con un visado específico para nómadas digitales, regulado por la Ley de Startups. Este visado permite a profesionales extranjeros que trabajan en remoto para empresas fuera de España residir legalmente en el país durante un período de hasta cinco años.

Además de facilitar la estancia, este visado ofrece beneficios fiscales. Uno de los más importantes es la posibilidad de acogerse al régimen fiscal especial para impatriados, conocido como Ley Beckham.

Bajo este régimen, los nómadas digitales pueden tributar como no residentes durante seis años, incluso viviendo en España, pagando un impuesto fijo del 24% sobre los primeros 600.000 euros de ingresos (y el 47% sobre el exceso). Esto supone una gran ventaja frente a los tipos progresivos del IRPF, que pueden superar el 45% en algunos tramos.

Para acceder a este régimen es necesario cumplir ciertos requisitos:

  • No haber sido residente fiscal en España durante los cinco años anteriores.
  • Trabajar de forma remota para una empresa extranjera o tener ingresos procedentes del extranjero.
  • Disponer de un contrato laboral o, en el caso de autónomos, demostrar una relación profesional estable con empresas foráneas.

Este visado y régimen fiscal han convertido a España en uno de los destinos preferidos para nómadas digitales que buscan combinar calidad de vida, buen clima y una fiscalidad competitiva.

Cómo tributan los nómadas digitales según su tipo de ingresos

No todos los nómadas digitales tienen la misma situación fiscal. La forma en que tributan depende de cómo generan sus ingresos.

1. Nómadas digitales con contrato laboral

Cuando un trabajador remoto mantiene un contrato con una empresa extranjera, la tributación depende del país donde resida y del país donde la empresa tenga su sede.

Si el nómada digital reside más de 183 días en un país determinado, lo más habitual es que deba tributar allí por todos sus ingresos, aunque trabaje para una empresa extranjera. Sin embargo, los convenios de doble imposición evitan pagar impuestos dos veces, estableciendo en qué país se declara cada tipo de renta.

2. Nómadas digitales autónomos o freelancers

Los profesionales independientes que facturan a clientes de distintos países deben declarar sus ingresos en el país donde son residentes fiscales. Si residen en España, deben darse de alta como autónomos y declarar el IVA y el IRPF de acuerdo con la normativa española.

En el caso de trabajar para clientes extranjeros dentro de la Unión Europea, puede aplicarse el régimen de operaciones intracomunitarias, mientras que si los clientes están fuera de la UE, las facturas suelen estar exentas de IVA.

3. Nómadas digitales con empresa propia

Algunos nómadas digitales crean una sociedad en otro país para optimizar su carga fiscal. Sin embargo, es importante tener cuidado con la figura de la residencia efectiva de la empresa. Si la gestión y dirección real se realiza desde un país distinto al de constitución, Hacienda puede considerar que la sociedad es residente fiscal en el país desde donde se toman las decisiones, lo que anularía los beneficios fiscales.

En este sentido, montar una empresa en un país con baja tributación sin tener una estructura real o actividad económica allí puede ser considerado fraude fiscal o evasión, por lo que es recomendable contar con asesoramiento especializado.

Doble imposición y estrategias legales para evitar pagar dos veces

Uno de los grandes temores de los nómadas digitales es tener que pagar impuestos en dos países diferentes por los mismos ingresos. Para evitarlo, existen los convenios de doble imposición (CDI), acuerdos internacionales firmados entre países que determinan qué Estado tiene derecho a gravar determinados tipos de rentas.

España tiene firmados convenios de doble imposición con más de 90 países, entre ellos la mayoría de los de la Unión Europea y América Latina. Gracias a estos acuerdos, un nómada digital puede deducir los impuestos pagados en otro país o tributar solo en uno de ellos, dependiendo de la naturaleza de la renta. Por ejemplo, si un profesional español trabaja desde Portugal para una empresa alemana, el convenio entre España y Portugal determinará dónde debe tributar en función de su residencia fiscal efectiva.

Algunos nómadas digitales optan por establecer su base en países con régimen fiscal favorable, como Portugal (con el programa NHR o “Non-Habitual Resident”), Andorra, Malta o Estonia, donde existen ventajas para trabajadores remotos o emprendedores digitales.

En cualquier caso, es fundamental mantener pruebas documentales (contratos, billetes, reservas, empadronamiento, facturas de alquiler, etc.) que acrediten la residencia fiscal y eviten conflictos con las autoridades tributarias.

Aspectos clave

Ser nómada digital implica disfrutar de libertad, pero también asumir la responsabilidad de gestionar correctamente los impuestos. Es importante:

  • Llevar un control de los días de estancia en cada país, ya que pasar más de 183 días puede convertirte en residente fiscal.
  • Declarar todos los ingresos, incluso los obtenidos online, en el país donde se tenga residencia fiscal.
  • Informarse sobre los convenios de doble imposición entre el país de residencia y los países de los clientes o empresas para las que se trabaja.
  • Registrar la actividad económica correctamente, ya sea como autónomo, trabajador remoto o empresa.
  • Evitar paraísos fiscales o estructuras sin sustancia económica, ya que pueden generar problemas legales a largo plazo.

En este contexto, los países están desarrollando legislaciones específicas para los nómadas digitales, tanto para atraer talento como para garantizar el cumplimiento fiscal. España, Portugal, Croacia, Estonia y Grecia, entre otros, ya ofrecen visados con ventajas fiscales y de residencia adaptados a este nuevo perfil profesional.